sábado, 11 de octubre de 2008

Ruxe filosófico

Poucos políticos conseguen facer historia. A maioría transitan por ela, deixanse levar polos acontecementos e se conforman con facer pequenas aportacións que o tempo irá disipando.

Ós grandes homes da historia débeselles ser importantes nalgún momento porque non caeron na pasividade, no relativismo máis constante ou na sencilla posición de agardar a que os devanditos sucesos acontezan.

Persoas imperecederas contra ventos contrarios e derruídos; facéndoo acordes á súa conciencia e ós seus principios con coherencia e rigor.

Lealtade a unha orixe sencilla e humilde. Poucos recordan iso.

Crer encontrar a verdade absoluta e caer no narcicismo máis paleolítico é ben fácil.

Son como eses que Sócrates dicía que non sabían nada porque crían sabelo todo.

Pois ben, na vida, como en todo, hai de todo. E pode que ata sexan os que menos.

Alea iacta est.

5 comentarios:

Miguel A. Pazos Fernández dijo...

Te invito a que te sumes a la Campaña Opinando Venceremos. Tienes todos los datos en mi blog ;).

Un saludo

Sísar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sísar dijo...

A buen entendedor pocas palabras bastan. Por y para el pueblo.

Anónimo dijo...

Ayer conocimos, sábado 11 de octubre -gracias a un micrófono abierto sin que Rajoy hubiera caído en la cuenta-, que toda la prosopopeya del pasado año, protagonizada por tan excelso patriota fue una inmensa tomadura de pelo. Resulta que ir al desfile es para el jefe de la derecha un "coñazo". "Mañana tengo el coñazo del desfile..., en fin, un plan apasionante", le comentó jocoso Rajoy a su subordinado Javier Arenas. Ni ardores guerreros, ni banderas para victoriosos deportistas, ni féretros de militares muertos cubiertos por la enseña bicolor, ni firmes convicciones patrios que fomenten el orgullo español, ni cabezas altas, ni feliz día de la nación, ni la biblia en pasta.

Rajoy políticamente es un desastre. Lo ha vuelto a demostrar con el episodio descrito. Carece de sentimientos cuando la política es también pasión. Se le nota a primera vista que interpreta un papel que ni él mismo se lo cree. Es un veleta, que cambia en función de por donde sopla el viento. Su nota de rectificación es patética. A la desesperada vuelve a "animar" a los ciudadanos a "celebrar con entusiasmo" la fiesta nacional. ¿A quién trasmite confianza un burócrata como éste? Se lanzó a salvar Navarra -es conveniente recordar su imagen en la manifestación de Pamplona- y lo único que ha conseguido es que se le rompa su partido allí donde insistía el PP que podía romperse España.

Al patriota de hojalata el desfile le parece un "coñazo". ¿"Firmes convicciones" adornan a los dirigentes del PP? Venga, no nos tomen a los demás por tontos. Aznar presumió de catalán porque intentaba llegar a la Moncloa como fuere. Y si le hubieran pedido en CiU que cantara Els Segadors lo habría hecho. Rajoy pensó que monopolizando el patriotismo -y nada mejor para ello, según debió de imaginar, que aprovecharse del 12 de octubre- aún podría ganar en las elecciones. Pero perdió y un año más tarde califica de "coñazo" lo que defendió antes. ¿Cinismo? ¿Insoportable levedad del ser? Sea lo que fuere, a Rajoy, otra vez, se la ha visto el plumero.

Esta es la realidad del pp.

Anónimo dijo...

ruxe ruxe pero de ahi no pases