lunes, 1 de marzo de 2010

A orlando Zapata


[http://www.cubademocraciayvida.org/web/article.asp?artID=10564 Pincha]

Conocía el caso de Orlando Zapata por artículos de internet y de la oposición cubana.

No creo que yo sea el único que en estos días se haya acordado de la huelga de hambre más famosa de los últimos años en España, famosa entre otras cosas por ser una huelga de hambre muy fina, con su queso y su jamón york a la misma hora.

Fuera de individuos, como Iñaki de Juana Chaos, que nunca deberían salir de la cárcel por asesinar cobardemente a más de 20 personas por el neandertal valor de no reconocer que los demás puedan pensar distinto a uno, sí hay, en cambio, otra serie de personas que no deberían ir a la cárcel por el mero pseudodelito de pensar diferente, uno de los principios más elementales de los derechos humanos. Tanto los que matan a pistolazos en España como los que matan con el poder del Estado Cubano usan el terror como medio para sus fines.

Una huelga de hambre se hace cuando la desesperación colma el alma de un hombre.

Después de convivir con ratas en su celda, ser atrozmente torturado tal como relata la disidencia, Zapata no murió por su decisión, lo mató la dictadura y todos los que la apoyan.

El funeral, silenciado desde Cuba.

¿Las democracias? La única con firmeza, Francia. ¿La española? tardó dos días en reaccionar, gracias a un finiquito del Presidente de la República Francesa, "O sales ya a denunciar lo de Cuba como Presidente de turno de la UE, o será Francia quien lo denuncie..."

Este régimen fue el que la dirección de las juventudes del Bloque Nacionalista Galego, Galiza Nova, puso como ejemplo de modelo social no hace mucho tiempo, afirmaciones criticadas como desnorte ideológico por otros miembros de la organización.

Para los que condenamos todas las dictaduras y sistemas totalitarios también nos seguiremos diferenciando de otra gente en estos aspectos.

Desde mi juventud no puedo imaginarme el dolor que se incrementa estos días en la disidencia cubana; pero me gustaría que todas las historias que conocemos por nuestros abuelos que en sus días enfrentaron a hermanos contra hermanos no vuelvan a suceder ni en España ni en Cuba, nación hermana de mi patria común, España, y de Galicia, mi tierra natural.

Finalmente, por la libertad, quiero mostrar mi admiración y mi respeto a todos los disidentes que están exiliados en todo el mundo, especialmente en España, por la lucha que siguen llevando a cabo estos días, si cabe con más impulso y vehemencia, contra los tiranos que rigen los destinos de Cuba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Non está ben que ningún goberno deixe morrer a un preso de fame, mais no Estado Español tamén se deron casos, e bastante sonados. Non sexamos hipócritas.